El dueño de una empresa de tecnología de la información quiere venderla. El único problema es que, cuando fundó la empresa, se inventó a un presidente ficticio detrás del que podía resguardarse cada vez que era necesario tomar decisiones incómodas. Cuando los potenciales compradores insisten en hablar directamente con el jefe, no le queda más remedio que contratar a un actor en paro que se haga pasar por presidente. Von Trier ironiza sobre el proceso cinematográfico, las relaciones laborales y las apariencias en una película divertida, con diálogos absurdos, personajes extraños y situaciones disparatadas.
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